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Científicos advierten un panorama alarmante para la adaptación en los océanos  durante los próximos años

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OneBlog, Fundación OneSea, Costa Rica

Los mares son fuente de vida y alimento. En conjunto, las cosechas del océano y de las aguas continentales le dan más del 20% de las proteínas animales a la dieta de más de 3.300 millones de personas. Pero no sólo quienes se alimentan del mar necesitan del mar. El océano sostiene la vida en el planeta: mantiene más biomasa animal que la que hay en la tierra y produce al menos la mitad del oxígeno fotosintético del mundo.

Además, los océanos modulan los flujos planetarios de energía, secuestran CO2 atmosférico de origen humano y participan en el reciclaje de muchos elementos. También regulan el sistema climático global redistribuyendo el calor y el agua. Y como si eso fuera poco, los océanos y los mares también proporcionan una gran cantidad de recursos estéticos y culturales.

Los seres humanos han expuesto a los ecosistemas oceánicos y costeros a condiciones sin precedentes. Las actividades productivas industriales, la contaminación y las altas temperaturas, han ocasionado cambios fundamentales en las características físicas y químicas del océano, modificando las actividades estacionales, la distribución y la abundancia de los organismos oceánicos y costeros. Desde los microbios hasta los mamíferos y desde los individuos hasta los ecosistemas, en todas las regiones del planeta se ha tenido un gran impacto en la vida.

El estado actual de las proyecciones climáticas de nuestro mares

El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCCC, por sus siglas en inglés), titulado: Cambio climático 2022: impactos, adaptación y vulnerabilidad, evalúa los impactos del cambio climático, examinando los ecosistemas, la biodiversidad y las comunidades humanas a nivel mundial y regional. También examina las vulnerabilidades y las capacidades y límites del mundo natural y de las sociedades humanas para adaptarse al cambio climático.

Este documento publicado el pasado 4 de abril del 2022, es la contribución del Grupo de Trabajo II al Sexto Informe de Evaluación del IPCC.

Este trabajo dedicó un capítulo completo para los ecosistemas oceánicos y costeros y sus servicios, así como las opciones de adaptación para reducir los riesgos. Se proponen dos contextos de adaptación en donde los escenarios de bajas emisiones permiten una gama más amplia de opciones, basadas en la naturaleza que son factibles, eficaces y de bajo riesgo, como la restauración, revegetación, conservación, sistemas de alerta temprana para eventos extremos y la educación pública.

En los escenarios de altas emisiones, encontramos opciones de adaptación como infraestructuras duras para la protección de las costas, migración asistida o evolución, diversificación de los medios de vida y migración, estas son más inciertas y requieren cambios transformadores en la gobernanza de los Estados.  

En general, el reporte habla sobre las vulnerabilidades e impactos que la comunidad científica ha observado en los océanos por causa del cambio climático, afectaciones en la acidificación, deoxigenación y aumento en las temperaturas, figuran entre las principales consecuencias proyectadas, que conllevarían a la extinción de especies y el colapso ecosistemas.

 

Posibilidades de acción ante la crisis en la salud de los mares

En Costa Rica, existen numerosas comunidades que dependen del mar, incluidos pueblos indígenas y poblaciones costeras. Los expertos señalan en el informe que éstas estarían en mayor riesgo de perder su patrimonio cultural y su alimentación tradicional a base de productos del mar. También señalan que de no lograr una adaptación oportuna, estas comunidades se enfrentarían a un mayor riesgo de exposición a toxinas, patógenos y contaminantes. Además de un mayor riesgo de salinización de las aguas subterráneas y el suelo.

Es por esto que las adaptaciones centradas en los océanos son fundamentales para mitigar los efectos del cambio climático, según señala el informe. Cuando las estrategias buscan abordar las desigualdades existentes e incorporan procesos de toma de decisiones justos e inclusivos, se crean sinergias muy positivas alineadas al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En Costa Rica se han establecido varios proyectos sostenibles en pro del medio ambiente y la adaptación al cambio climático, como por ejemplo proyectos de restauración de arrecifes de coral, como parte de un esfuerzo internacional entre Costa Rica, Honduras y República Dominicana para centrar los proyectos, como coralmania, en la plantación de corales en los arrecifes locales.

La restauración de los arrecifes no es una cura para la crisis actual, pero cuando se hace de forma estratégica puede fortalecer e impulsar ecosistemas más resistentes al cambio climático y apoyar a las muchas otras especies que dependen de ellos.

Desde OneSea, creemos en la posibilidad de articular medidas de adaptación al cambio climático y buscamos generar diferencia desde la raíz contribuyendo con cambios en la legislación nacional, pero necesitamos del compromiso cívico y acción por parte del Estado costarricense, para que entre todas y todos trabajemos por la justicia ambiental y la paz con los océanos en Costa Rica.


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