Las consecuencias de la acumulación de plástico en el mar son serias. La mayoría de organismos marinos estudiados, presentan evidencia de contacto con algún desecho plástico. Esto aplica para los mares tropicales de Costa Rica, hasta las aguas en el norte del planeta.

La imagen prístina y remota del Ártico no la excluye de los impactos ambientales de los seres humanos. Ya informes científicos de diferentes organismos internacionales, institutos y universidades, han advertido de los impactos climáticos en las regiones árticas, y ahora el plástico se suma a las afectaciones. 

La evidencia aportada por la bióloga Melanie Bergmann en la revista Nature Reviews Earth & Environment, muestra presencia de plásticos en las playas y profundidades de los ecosistemas marinos árticos, a niveles comparables con regiones densamente pobladas, a pesar de la poca actividad humana en sus territorios.

Mucha de la basura plástica procede de fuentes lejanas que las corrientes marinas, el viento y los ríos, dispersan en el Ártico. La conectividad que existe entre la actividad humana y los ecosistemas del planeta es un hecho y cada acción tendrá su repercusión a corto o largo plazo.

La principal interrogante de los científicos ante este panorama, consiste en los impactos que tendrán los microplásticos en la ecología ártica y sus implicaciones para el planeta. 

Las proyecciones elaboradas por Bergmann sugieren que el microplástico permitirá mayor absorción de luz en la nieve y el hielo, lo que tendrá impactos directos en las temperaturas de los mares del Ártico y acelerará los procesos de deshielo, alimentando los procesos de cambio climático. 

En consecuencia, se pone en una cuerda floja el equilibrio de los paisajes árticos, que ya se encuentran en alarmantes estados de vulnerabilidad ecológica y por ende repercute en la ecología del planeta.