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Científicos descubren capa orgánica invisible en superficie del mar que funciona como barrera.

Los océanos son filtros naturales del planeta que permiten la absorción de más de una cuarta parte de las emisiones de dióxido de carbono, lo que los convierten en elementos indispensables en la regulación del medio ambiente. En el 2017, los expertos científicos advertían de cómo la actividad humana no está permitiendo a los océanos recuperarse y adaptarse de manera que puedan filtrar estos contaminantes, sufriendo serios e insostenibles cambios químicos.

Según expertos, durante el 2016, la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera aumentó a una velocidad récord, registrando 403.3 partes por millón. Un fenómeno con el potencial de iniciar cambios inimaginables en los sistemas climáticos, con graves perturbaciones ecológicas y económicas. Según un grupo de científicos de las universidades de Newcastle, Heriot-Watt y Exeter, parte de este fenómeno se puede asociar a una capa invisible de compuestos biológicos en la superficie del mar que reduce la velocidad a la que el CO2 se mueve entre la atmósfera y los océanos.

Eliminación De co2 Hasta Un 50% Más Lenta

Turbulencia marina

Sin oleajes los océanos no pueden filtrar CO2.

El dióxido de carbono o CO2 permanece en la atmósfera de la tierra, durante cientos de años y aún más en los océanos. Según explican los expertos, para que los océanos puedan funcionar como filtros, es necesaria una turbulencia constante en el mar. Esta turbulencia es generada por las olas que forma el viento en el mar. De tal forma que el intercambio de gases entre la atmósfera y el océano está controlado por esta turbulencia.

Entendido así, podemos suponer que una mayor turbulencia significa un mayor intercambio de gases. Sin embargo, según explican los científicos Ryan Pereira, de la Universidad Heriot-Watt en Edimburgo y Rob Upstill-Goddard, profesor de la Universidad de Newcastle, en la publicación de mayo del 2018, en la revista Nature Geoscience, los compuestos orgánicos producidos por el plancton marino y algunas bacterias están formando una película oleosa en la superficie del mar, la cual funciona como una capa invisible de compuestos biológicos que reducen significativamente la velocidad a la que el CO2 se mueve entre la atmósfera y los océanos. Estos surfactantes orgánicos pueden reducir el intercambio de dióxido de carbono hasta en un 50%.

Círculo Vicioso

Acidificación en océanos

Altas concentraciones de CO2 potencian la acidificación.

Con los aumentos en las temperaturas oceánicas, aumenta la generación de CO2 y se reduce la capacidad de absorción de este gas. Además, a medida que aumentan las temperaturas de la superficie, también lo hacen los surfactantes y por tanto una menor reducción de absorción de gas, convirtiéndose en peligros y delicado círculo vicioso. Esto nos exige a buscar urgentes formas de reducir rápidamente las emisiones de CO2 y de otros gases de efecto invernadero.

Según la Organización Mundial Meteorológica, en su boletín sobre Gases de Efecto Invernadero de octubre del 2017, que los bruscos cambios observados en la atmósfera en los últimos 70 años no tienen precedentes. La concentración de CO2 pasó de 400 ppm a 403.3 partes por millón. A este ritmo, el planeta llegaría a ser un lugar sumamente inhóspito para todos hacia finales de este siglo.

Bien sabemos que las prácticas humanas, la contaminación, el crecimiento demográfico, prácticas agrícolas más intensivas, un mayor uso de la tierra, el aumento de la deforestación, la industrialización y el uso de energía de fuentes fósiles, son de las principales causas de el incrementado la concentración de CO2. Por lo tanto somos nosotros como seres humanos los responsables y los llamados a detener esta situación. Todo cambio y toda acción positiva en pro de mejorar nuestros hábitos y reducir nuestra propia huella ambiental, es importante y vital en esta lucha, pero el cambio tienen que ser ya. Contacta a OneSea.org y únete a la protección del medio ambiente.

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