Colillas de cigarro contaminan nuestros océanos con plásticos
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OneBlog, Fundación OneSea, Costa Rica
Alrededor del 80% de los 6 billones de cigarrillos que se compran al año se tiran a la basura, y muchos de ellos acaban en los océanos, agravando el problema mundial de la contaminación por plástico.
Por desgracia, en las playas donde está permitido fumar, las colillas siguen siendo el residuo más encontrado y el que tiene un impacto más significativo. Estos filtros de cigarros, no solo llegan por malas prácticas de disposición en la playa, sino que son parte de un problema que llega desde las ciudades, a través de las inundaciones, la escorrentía y las aguas pluviales.
Por esto nuestra fundación ha decidido tomar acción con múltiples proyectos de regulación y manejo de desechos, junto con organizaciones de sociedad civil y municipalidades. Sabemos que juntos, con El Poder de Todos, es posible atender esta problemática que impacta los paisajes costeros de nuestro país.
Una amenaza más para nuestros mares
Las colillas de cigarro son uno de los residuos más subestimados no solo en Costa Rica, sino en todo el mundo. El cigarro después de ser consumido, se convierte en un residuo de pequeño tamaño pero incómodo de sostener que usualmente es lanzado al ambiente sin mayor reparo, convirtiéndose en una amenaza silenciosa para los ecosistemas.
Así, los filtros de plástico de los cigarrillos no se biodegradan. Los rayos ultravioletas del sol los descomponen en trozos cada vez más pequeños en un periodo de entre 18 meses y 10 años.
Cada filtro está formado por 15.000 hebras individuales de fibras de plástico. Los estudios han demostrado que desprenden aproximadamente 100 microfibras al día, de entre 1 nm y 5 mm de tamaño. Como resultado, unos 0,3 millones de toneladas de microplásticos podrían estar llegando a los medios marinos de esta forma cada año, llevando a que el plástico también esté presente en los niveles más profundos del mar, entre 4.601 y 5.732 m de profundidad.
Los impactos en los ecosistemas marinos son alarmantes, ya un estudio de la Universidad de Stanford calculó que las ballenas barbadas, como la ballena azul, debido a que se alimentan filtrando el agua del mar, pueden estar ingiriendo más de 10 millones de piezas de microplástico al día.
Por otra parte, un estudio de la Universidad Estatal de San Diego sugirió que las sustancias químicas filtradas de una colilla fumada eran capaces de matar a la mitad de los peces presentes en un litro de agua.
Estos resultados apuntan a las amplias consecuencias que este producto de desecho, a menudo pasado por alto, podría tener para quienes dependen de la pesca para su subsistencia, así como para cualquiera que consuma productos del mar.
La realidad de las colillas: una industria peligrosa
OneSea se ha dado la tarea de mitigar esta problemática en puntos clave. Por esto junto con la Municipalidad de Garabito, desarrollamos la primer playa costarricense libre de cigarros, con el objetivo de sembrar un precedente para divulgar información sobre las repercusiones que tiene este material en nuestro espacios de ocio y ecosistemas marinos
Por otra parte, también sabemos que la disposición de colillas de cigarro solo es una parte de la coyuntura, pues, la verdadera fuente del problema son las tabacaleras que ponen filtros de plástico de un solo uso en los billones de cigarrillos que producen.
Al fin y al cabo, tenemos que responsabilizar a los productores y evitar que cada cigarrillo tenga una colilla de plástico, son estas acciones las que hacen de este residuo un agente peligroso con muchas probabilidades de contaminar el ambiente.
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