Los océanos cubren el 71% de la superficie del planeta, contienen el 97% del agua del mundo y producen entre el 50 y el 80% del oxígeno que respiramos, todo esto lo consolida en un ecosistema global tan vasto y complejo como insustituible.

Por esto el uso de los océanos y sus recursos, es una cuestión geopolítica de primer orden y la comunidad internacional en la COP27 ha posicionado su preocupación para conservar y gestionar los ecosistemas oceánicos, reconociendo que no son un recurso ilimitado.

Como resultado de las negociaciones, la COP27 permitió la construcción del “Plan de Implementación de Sharm-el Sheikh” una declaración política sin efectos vinculantes, con 15 puntos que van desde la energía, la adaptación, la mitigación y hasta la protección de los bosques y los océanos. Este acuerdo pretende que a partir del 2023, los temas relativos al océano sean guiados por dos cofacilitadores, seleccionados por las partes miembro cada dos años. Estos serán los responsables de decidir los temas para dirigir el diálogo, en consulta con las partes y con los observadores y prepararán un sumario de cuestiones que se llevarán a las cumbres, lo que podría darles una mayor visibilidad a las temáticas de ecosistemas marinos. 

Por otra parte, dentro de las soluciones basadas en los océanos, Estados Unidos impulsó el “Compromiso de Conservación de los Océanos” para fortalecer la conservación marina y abordar las crisis climática y de biodiversidad.  

Durante la COP27, 16 países anunciaron su adhesión a dicha iniciativa, señalando su compromiso de conservar o proteger al menos el 30% de las aguas oceánicas bajo su jurisdicción para 2030.  Este es el primer tramo de participantes en el compromiso, que incluye a Australia, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Fiyi, Francia, Grecia, Japón, Kenia, Malta, Panamá, Portugal, Rumanía, Seychelles y Sri Lanka.  Al movilizar a los países de todo el mundo para que mejoren los esfuerzos de conservación marina e impulsen la aplicación en sus propias aguas, estaremos más cerca de alcanzar con éxito el objetivo mundial “30×30”, que busca proteger el 30% de los mares y ecosistemas terrestres.

Costa Rica no se quedó atrás en la acción diplomática, una acertada propuesta de parte de la delegación costarricense fue la inclusión de los océanos en su agenda contra el cambio climático, esto basado en el Acuerdo de la Declaración de la Reserva de la Biosfera Marina en los corredores marinos, suscrito por Costa Rica, Panamá, Colombia y Ecuador en la COP26 en Glasgow.