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En los últimos años la comunidad científica internacional viene alzando la voz por el preocupante y acelerado aumento en las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero como el metano, en los océanos. Los océanos son vitales en la regulación del medio ambiente ya que funcionan como un filtro para el planeta y absorben más de una cuarta parte de las emisiones de dióxido de carbono, pero el incontrolable ritmo de la actividad humana no está permitiendo a los océanos filtrar estos contaminantes, sufriendo serios e insostenibles cambios químicos.

Según expertos, durante el 2016, la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera aumentó a una velocidad récord, registrando 403.3 partes por millón.  En su boletín sobre Gases de Efecto Invernadero, la Organización Mundial Meteorológica, dio a conocer en octubre del 2017, que los bruscos cambios observados en la atmósfera en los últimos 70 años no tienen precedentes. Un fenómeno con el potencial de iniciar cambios inimaginables en los sistemas climáticos, con graves perturbaciones ecológicas y económicas.

Es por esto que en diciembre del 2017, en Mactán (Filipinas), arrancó The Winds of Change, un proyecto pionero de monitorización continua de los gases de efecto invernadero en la superficie de los océanos. Este proyecto se unió a otros proyectos como la expedición, 20.000 sonidos bajo el mar  del Laboratorio de Aplicaciones Bioacústicas (LAB) de la Universidad Politécnica de Cataluña, el cual trabaja de manera simultánea en la expedición suiza, The Ocean Mapping Expedition, a bordo del laboratorio flotante Fleur de Passion.

El Fleur de Passion es un antiguo buscaminas de la Marina alemana construido en 1941 y transformado en un velero de 33 metros, el cual desde el 2015 cruza el mundo siguiendo la estela de Magallanes y se tiene previsto alcance su meta final en el 2019, después de 4 años de travesía. El velero está equipado con un analizador de gases de efecto invernadero conectado a una toma de aire situada a 16 metros sobre la superficie del mar, en el palo de mesana (en la popa del barco).

Emanación de gases con niveles alarmantes

Contaminación por CO2 y metano y océanos

Las zonas con mayor emanación de gases se identifican cerca de las islas y ciudades.

Con la colaboración con la Universidad de Ginebra, la expedición ha permitido recoger en tiempo real y de modo continuo datos de referencia esenciales acerca de las concentraciones de metano y dióxido de carbono a lo largo de toda la ruta del barco hasta Singapur, en donde hizo escala desde del 13 hasta el 25 de marzo, del 2018, procedente de Brunei y de Kuching. Los científicos del proyecto The Winds of Change, aprovecharon la escala para dar a conocer sus preocupantes resultados en los cuales pudieron identificar los primeros puntos críticos de las zonas de fuerte emisión de gases de efecto invernadero y cuya dinámica requiere una vigilancia especial por parte de la comunidad científica.

Según manifestó en publicaciones digitales el profesor Daniel McGinnis, jefe del Grupo de Física Acuática de la Universidad de Ginebra y responsable del proyecto, es evidente como la actividad humana es una de las principales causas de este impacto. “Las concentraciones de metano y de dióxido de carbono experimentan claros aumentos en la proximidad de las ciudades, cerca de las islas y en la superficie de las aguas poco profundas o, dicho de otro modo, en las zonas con impacto de la actividad humana. Se han detectado emisiones de metano más de seis veces superiores a la media y se puede observar una mayor proliferación de algas”, indicó.

Las consecuencias de estos aumentos en la emanación de gases de efecto invernadero son devastadoras, como por ejemplo la acidificación en los océanos la cual afecta directamente a moluscos, invertebrados y otras especies marinas que producen concha. Los expertos han manifestado que a este ritmo para el 2050 podrían desaparecer los corales.

Los científicos están evidenciado que los humanos y nuestra huella ambiental sigue siendo la principal causa de estas alteraciones en nuestro medio ambiente, somos los llamados a intervenir y asumir nuestra cuota de responsabilidad. El cambio empieza con nosotros, modificando nuestros hábitos y exigiendo con mayor rigurosidad a las autoridades competentes. Contacte a OneSea.org y aprenda como ser parte del cambio, no hay tiempo que perder.

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