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Responsabilidad Extendida al Productor: una herramienta para combatir la contaminación por plástico en los océanos

Oneblog

OneBlog, Fundación OneSea, Costa Rica

Desde los envases de comida, hasta la ropa y los electrodomésticos, el plástico está en casi todo nuestro consumo. Este polímero tan cotidiano, se ha convertido en uno de los desechos principales en contaminar las aguas de nuestro mares, lo que ha provocado daños en sus ecosistemas y afectaciones en la economía global.

Esta problemática se ha evidenciado en la ciencia desde hace décadas y las soluciones planteadas, siguen sin dar resultados efectivos, ya que las grandes compañías siguen produciendo con este material, que termina como residuos en los océanos. 

Es así como nace la propuesta de la “Responsabilidad Extendida al Productor” o (REP), un marco político que desplazaría la carga financiera de la gestión de residuos de los gobiernos locales y personas consumidoras, hacia los productores.

Fundamentos de la Responsabilidad Extendida al Productor

Los reportes de la ONU indican que la mayor parte de los materiales de productos y envases se pierden en basureros, en quema de basura o no entran dentro de la cadena de reciclaje, cuestión que sólo algunos países pueden costear. 

Desde OneSea, sabemos que el sector privado ha desempeñado un papel en esta crisis de residuos. Según informes de The Plastic Wave Makers Index, tan solo 20 empresas son responsables de crear el 55% de los residuos plásticos mundiales. Y aun con las actuales regulaciones para esta industria, cumplirlas sólo reduciría los residuos plásticos en un 7% aproximadamente.

A estas alturas, está claro que la acción voluntaria del sector privado por sí sola, no es suficiente para cambiar el rumbo de los residuos plásticos. Por eso los expertos señalan la necesidad de construir políticas públicas, para establecer normas básicas sobre los fabricantes de plástico, creando condiciones equitativas y contribuyendo a que la sociedad pase de una economía lineal, de toma de residuos, a una economía circular en la que los recursos se reutilicen una y otra vez, para maximizar su valor. 

De esta manera, el objetivo de la REP, es crear una estrategia de protección del ambiente que establece la responsabilidad de la recuperación sostenible y segura, el reciclaje y la eliminación de los productos y envases al final de su ciclo de vida, a los productores e importadores de dichos materiales, en lugar de ser una responsabilidad transferida al gobierno o al público.

Aún así, sigue siendo necesaria la participación de los consumidores y Estados, para la creación de espacios e infraestructura y facilitar la recolección del plástico. La vida útil de los productos y los envases puede maximizarse mediante un diseño que dé prioridad a la reutilización, la reparación y la durabilidad y mejorar tanto la cantidad como la calidad de lo que se recicla.

 

El escenario actual en Costa Rica 

Para Costa Rica, en el año 2010 se promulga la Ley de la Gestión Integral de Residuos,  y se establece formal y legítimamente el sistema de REP, estructurándolo de manera que se puedan generar incentivos y financiamiento, así como el orden posible para su funcionamiento.

Según la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional, la ley de la Gestión Integral de Residuos de Costa Rica, define que la REP acoge a aquellos residuos que, por su composición, necesidades de transporte, condiciones de almacenaje, formas de uso o valor de recuperación, o por una combinación de estos, implican riesgos significativos a la salud y degradación sistemática de la calidad del ecosistema. 

Así, Costa Rica ha consolidado un escenario esperanzador sobre la gestión de residuos, pero es un marco jurídico que sigue sin responsabilizar a los grandes productores, y además es un marco que no ha categorizado muchos residuos para el tratamiento especial de estos, como lo son las colillas de cigarro, un residuo sumamente dañino para nuestro océanos. 

Desde OneSea, sabemos que esta problemática en Costa Rica es sumamente preocupante. Nuestros ríos, mares y botaderos son evidencia de fallas en nuestras políticas públicas y la mala comunicación sobre la disposición adecuada de nuestros residuos. Por esto, como fundación hemos impulsado proyectos y estrategias de incidencia, tanto para la ley de residuos de Costa Rica, como para la clasificación de las colillas de cigarro como residuos de tratamiento especial.

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