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Las mareas submarinas pueden estar afectando la capacidad del océano para almacenar carbono

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OneBlog, Fundación OneSea, Costa Rica

El océano y su ecología se ha posicionado como una de las herramientas esenciales en la captura de carbono. Nuestros mares ejercen un proceso que elimina el dióxido de carbono de la atmósfera, un elemento que impulsa el cambio climático. Esto mediante diversos procesos químicos y biológicos dentro de los organismos que habitan en sus aguas, como las algas.

Pero mucho de esto es solo la superficie de un amplio mar de preguntas, pues pareciera que los cambios en los ciclos oceánicos han estado teniendo proyecciones sin tomar en cuenta las mareas submarinas y relación con el clima.

Un acercamiento a las mareas submarinas

Un equipo internacional de investigadores, dirigido por la Universidad de Cambridge, cuantificó el efecto de estas olas y otras formas de turbulencia submarina en el Océano Atlántico y descubrió que sus efectos en las aguas,  no se está reflejando con exactitud en los modelos climáticos que informan las políticas globales.

La mayor parte del calor y el carbono emitidos por la actividad humana son absorbidos por el océano, pero la cantidad que puede absorber depende de las turbulencias en su interior, ya que el calor y el carbono son empujados hacia las profundidades del océano o atraídos hacia la superficie. 

La circulación oceánica transporta las aguas cálidas desde los trópicos hasta el Atlántico Norte, donde se enfrían, se hunden y regresan hacia el sur en las profundidades oceánicas. La parte central de este patrón de circulación, denominada Circulación Meridional de Oscilación del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés), desempeña un papel clave en la regulación de los presupuestos globales de calor y carbono. Así, la circulación oceánica redistribuye el calor hacia las regiones polares, donde descongela el hielo, y lleva ese carbono hacia las profundidades, donde puede almacenarse durante miles de años.

En las últimas décadas, los investigadores han estado estudiando si el AMOC puede ser un factor que explique por qué el Ártico ha perdido tanta capa de hielo, mientras que algunas capas de hielo de la Antártida están creciendo. Una posible explicación de este fenómeno es que el calor absorbido por el océano en el Atlántico Norte tarda varios cientos de años en llegar al Antártico.

Parte de las preocupaciones identificadas, es que el calentamiento de aguas y la liberación de carbono entre capas se ve facilitado por dichas turbulencias, un fenómeno que no está totalmente representado en los modelos climáticos y puede estar afectando directamente los modelos de impactos climáticos en los océanos.

El futuro de la ciencia climática sobre el mar

Los resultados de dicha investigación demuestran que muchos modelos climáticos tienen una representación excesivamente simplista del papel de la turbulencia a microescala, pero esta sí es significativa y debería tratarse con más firmeza en los estudios del clima. Cómo por ejemplo, la turbulencia y su papel en la circulación oceánica ejercen un control sobre la cantidad de calor producido por el humano, que llega a la capa de hielo de la Antártida y la escala de tiempo en que eso ocurre. 

Así que los cambios en estos procesos pueden acelerar el deshielo y la liberación del carbono atrapado en las capas oceánicas, acelerando el proceso de calentamiento de las aguas y sus efectos adversos para la conservación marina. 

Para Costa Rica este escenario es fundamental de analizar, en cuanto a las proyecciones climáticas. Ya que el escenario de nuestro territorio marino proyecta alta incidencia de acidificación del océano y el aumento del nivel del mar. 

Ambas situaciones podrían estar sesgadas por una mala interpretación de la realidad de las AMOC, dejándonos probablemente con menos tiempo para mitigar y adaptar nuestro territorio ante dicho panorama.

Desde OneSea urgimos que Costa Rica avance en la aplicación de sus planes de atención contra el cambio climático, ya que las comunidades costeras dependen de estas acciones para sobrevivir a los impactos en sus territorios. Por esto apoyamos la iniciativa de los sensores de turbulencia en las redes mundiales de observación, para de esta manera representar con mayor precisión la escala de estos fenómenos en los modelos climáticos y tener proyecciones más exactas de los efectos futuros del cambio climático.

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