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El calentamiento de los océanos podría impulsar la pesca ilegal en áreas protegidas

Oneblog

OneBlog, Fundación OneSea, Costa Rica

Nuestros océanos son los ecosistemas más afectados por el cambio climático. Por décadas estos han absorbido alrededor del 90 % del calor generado por el aumento de las emisiones de carbono, según las Naciones Unidas.

Estos cambios de temperatura provocan una cascada de efectos, que van desde el deshielo hasta la acidificación de los océanos, los cuales no sólo perjudican a la biodiversidad marina, sino que afectan a la vida de 680 millones de personas que viven en zonas costeras y sus economías vinculadas a los bienes marinos.

Océanos más calientes y mareas más peligrosas

Esta crisis ambiental ha cambiado los paisajes marinos y la forma en la que sus recursos pueden ser gestionados y aprovechados. Según un nuevo informe del Royal United Services Institute, a medida que el cambio climático calienta los océanos del planeta, las poblaciones de peces se desplazan a aguas más frías y profundas, afectando directamente la soberanía y seguridad alimentaria de muchas costas. 

El informe además señala con preocupación que este factor, puede llevar al aumento de la pesca ilegal (INDNR) en zonas protegidas. Así, la pesca ilegal, una industria multimillonaria y estrechamente vinculada a la delincuencia organizada, va a suponer una amenaza mayor para la seguridad mundial a medida que el cambio climático caliente los océanos.

El instituto señala que, con la presencia de esta actividad, el consumo mundial de productos del mar ha aumentado más del doble que la demografía global. Mientras, una proporción cada vez mayor de las poblaciones de peces ha sido explotada por encima de los límites biológicamente sostenibles.

Los peces desempeñan un papel clave en la captura de carbono a través de la alimentación, por lo que un descenso de las poblaciones de peces podría acelerar por sí mismo el calentamiento de las temperaturas.

De esta manera, el cambio climático tendrá repercusiones en las vidas de las personas que practican la pesca local y a pequeña escala. A medida que sus medios de subsistencia se vuelvan más vulnerables, es posible que empiecen a involucrarse más en prácticas de pesca no reglamentada,  o las otras actividades delictivas vinculadas a esta (narcotrafico, trata de personas y explotación laboral).

Retos para proteger las pesquerías

A principios de este mes, los Estados miembros de las Naciones Unidas aprobaron el Tratado de Alta Mar, destinado a proteger la biodiversidad mediante el establecimiento de vastas zonas marinas protegidas.

Desde OneSea sabemos que si bien es positivo que, en relación con el cambio climático, intentemos proteger más océanos del mundo, también debemos mejorar nuestra capacidad para supervisar y hacer cumplir las políticas alrededor de los bienes marinos y las personas que viven y protegen estos ecosistemas.

Para las comunidades costeras, la amenaza de la pesca ilegal, es una realidad de año tras año, mientras soportan el peso de la inestabilidad y la violencia que acompaña a este grave delito transfronterizo y organizado. 

Por esto nuestra fundación sabe que estamos viviendo fuera de los límites de lo que el mar y las sociedades pueden soportar y es necesario un cambio integral en la forma de tomar decisiones, gestionando los riesgos como sistémicos y situando la adaptación y mitigación como ejes primordiales para nuestros mares.

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