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Cena navideña podría estar cargada de microplásticos

Oneblog

OneBlog, Fundación OneSea, Costa Rica

La cena navideña que muchos esperamos con ansias, podría tener un ingrediente inesperado: el plástico.

Un nuevo estudio publicado en noviembre por investigadores de la Universidad de Portsmouth, ha descubierto que una cena navideña, puede contener miles de microplásticos. Debido a su pequeño tamaño, los microplásticos han llegado fácilmente a nuestro ambiente y hoy en día están presentes en los licores, el agua potable, e incluso en la sal de mesa. 

Así, cuando consumimos alimentos, bebemos agua o respiramos aire, los fragmentos de plástico pueden entrar en nuestro organismo. En total, la ingesta de alimentos provoca el consumo de hasta 52.000 fragmentos de microplásticos por persona al año.

Desde OneSea, sabemos que la industria y el consumo está contaminando nuestros paisajes y ecosistemas con plástico desde hace ya 6 décadas. Pero los niveles en los que desechamos han aumentado drásticamente, tanto que están afectando nuestro organismo. Es momento de reflexionar y actuar; con el poder de todos podemos hacer frente a esta problemática.

Microplástico en nochebuena

El estudio de la universidad analizó si los ingredientes de las comidas con envolturas de plástico tendrían más probabilidades de contener partículas de microplástico en los alimentos.

Así, la científica y bioquímica Fay Couceiro, examinó dos cenas navideñas distintas. Ambas cenas contenían pollo, papas, zanahorias, brócoli y budín, pero una de estas estaba hecha con ingredientes comerciales envueltos en dicho material. 

Los resultados concluyen que la comida elaborada con los ingredientes envueltos en plástico, contenía siete veces más microplásticos que la que no. Esto indica que los envases son uno de los principales vectores de este residuo para nuestro organismo. 

Según la investigación, una cena diaria con estas características equivaldría al consumo de unas dos bolsas de plástico al año. 

Por otra parte, Couceiro comenta que hay otras vías por las que el plástico puede entrar en la cadena alimentaria. Este puede llegar a las verduras y frutas a través del suelo o a la carne a través de la alimentación del animal.

Todavía no está claro qué implicaciones tienen estos residuos en nuestro cuerpo, pero ya forman parte de nuestra cotidianidad.

Otras formas de consumo sostenible

Tanto nuestra salud, como la de otras especies y ecosistemas son importantes. Por esto no es posible seguir degradando la ecología de nuestro planeta.

Explorar otras alternativas sostenibles para cocinar y evitar el consumo de microplásticos es fácil y económico. De esta manera, con los alimentos de producción sostenible y los métodos de cocción saludables, minimizamos el desperdicio de alimentos, la contaminación por plástico y el impulso de economías locales.

Un ejemplo de esto lo encontramos en la gastronomía costarricense y su afamado “tamal”. Una receta de herencia precolombina, que hace uso de las hojas de plátano para envolver la comida. Un simple vistazo a nuestro pasado, nos puede enseñar alternativas económicas y sostenibles para nuestra alimentación.

Por esto OneSea ha liderado campañas y proyectos para la concientización del consumo de plástico y responsabilidad extendida a los productores en nuestro país, ya que solamente atendiendo la línea de producción y consumo, podemos disfrutar de paisajes sin plástico. 

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