Después de varios años de investigación y arduo trabajo, científicos costarricenses, a través de diversas técnicas, están logrando regenerar y restaurar los arrecifes coralinos del país. Un paso gigante en la conservación, protección y restauración de nuestro medio ambiente.
Se trata básicamente de reforestar los arrecifes de las aguas costarricenses. Los científicos ticos han logrado criar corales con la intención de poder después sembrarlos en el fondo del océano, junto a otras colonias de corales. Una de las técnicas diseñadas consiste en criar los corales fuera de su hábitat natural, en laboratorios especializados y después incorporarlos a su hábitat. La otra técnica, cría los corales en una especie de vivero, armado en el propio hábitat del arrecife y cuando este ya tenga el tamaño y las características adecuadas, también es sembrado en el fondo marino.
Arrecifes de Coral en Riesgo
Los corales son colonias de organismos vivos que se van multiplicando. Se alimentan de los nutrientes que encuentran en el agua y de la simbiosis que tienen con las algas, lo que además les da su coloración. Al estresarse por el calentamiento del agua, los arrecifes coralinos expulsan las algas que los habitan, perdiendo nutrientes necesarios para su sobrevivencia. Al perder sus nutrientes se convierten en esqueletos de calcio, un fenómenos denominado como blanqueamiento.
Según el Centro de Investigación en Ciencias del Mar (Cimar), entre 1997 y el 2015 en Guanacaste, la cobertura coralina se redujo de un 90% a un 5%. En el Pacífico Sur, en sectores como el Parque Nacional Marino Ballena y playa Dominical, el decrecimiento ha sido de un 20% a un 8%. Sin embargo en zonas más alejadas del contacto humano y que en el pasado habían sido críticas, han logrado recuperarse. Tal es el ejemplo de la Isla del Caño, que pasó de un 15% a un 30%; el Golfo Dulce, de un 8% a un 40%, y la Isla del Coco, de un 10% a un 45%.
Jardines de Coral en Crecimiento
En busca de detener este deterioro, es que el Parque Marino del Pacífico, el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología, de la Universidad de Costa Rica, la Universidad Nacional (UNA), el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) y a la Agencia Alemana de Cooperación Técnica GIZ, unieron esfuerzos y dieron inicio a estos proyectos de crecimiento de jardines coralinos para su posterior reforestación. Estos se trabajan en dos líneas. Por un lado se están creciendo corales en laboratorios de cultivo ex situ, ubicado en el acuario del Parque Marino del Pacífico.
El proceso consiste en extraer del mar una muestra de estos organismos, los cuales se fragmentan y cada parte se empotra sobre una base de cerámica. Las piezas resultantes se colocan en una parrilla y se sumergen en un estanque con agua a una temperatura de unos 29° centígrados, simulando la del océano del cual provienen, con corrientes controladas. Se alimentan con microorganismos como rotíferos y Artemia, los cuales son utilizados generalmente en acuicultura y constantemente se limpia la superficie. Se mantienen así hasta alcanzar un buen tamaño para luego ser sembrados en su hábitat natural. A pesar de estar en una etapa aún de prueba y evaluación, los resultados han sido muy positivos.
La otra técnica consiste en crear viveros en el Golfo Dulce, en la zona sur del país ya que en esta zona, gracias a prácticas de conservación y a la pesca responsable, se ha logrado reducir la sedimentación que ingresa al golfo y el deterioro de los arrecifes. Siguiendo diseños de la Universidad de Florida, EE.UU., se construyen estructuras con tubo PVC y fibra de vidrio, en forma de árbol.
En cada una de las ramas, se cuelgan los fragmentos de coral que miden entre 0.5 a 1.5 cm2 y deben colocarse a una profundidad que permita la penetración de la luz. Estos viveros son hidrodinámicos, es decir, propician el flujo de las corrientes y evitan que los sedimentos se acumulen en los fragmentos de corales, pero también hay que estar limpiándolos. De esta forma se liberan de macroalgas y otras especies que impiden su crecimiento. En este proceso es vital involucrar a pescadores y otros miembros de las comunidades costeras, con el fin de que estos aprendan a trabajar en la restauración de corales, se apropien de la iniciativa y se puedan hacer cargo de las extracciones, monitoreo y limpieza de los corales.
Según los investigadores, el porcentaje de sobrevivencia de las 3 especies cultivadas fue bastante alto. El coral de tipo Pocillopora tuvo una sobrevivencia del 100 %, el coral tipo Pavona sobrevivió un 98 % y Porites solo un 57 %. Sin embargo, estiman que los resultados del último, responde a que no tuvo la cantidad de luz adecuada. Ahora, la meta es llegar a sembrar en un plazo de un año y medio, 1000 corales en el Golfo Dulce.
Con estos resultados positivos, no solo se demuestra el gran ingenio y capacidad de nuestros científicos costarricenses, sino que además nos da una luz de esperanza y motivación para seguir luchando arduamente con la conservación de los océanos y el medio ambiente. Si desea saber más sobre los arrecifes de coral y cómo ser parte de la lucha por la conservación de los océanos, contacte a OneSea.org hoy y sea parte del cambio.