Nuestro consumo está acabando con el planeta
Oneblog
OneBlog, Fundación OneSea, Costa Rica
A medida que avanzamos en el siglo 21, los verdaderos efectos del cambio climático se hacen más evidentes. Parece que cada día somos testigos de una catástrofe climática tras otra, que agrava el sufrimiento y la miseria de los seres humanos ahora y en los años venideros.
Uno de los factores que está alimentado dichos efectos, es el consumo: cada generación tiene su propio patrón de consumo. Algunas más proclives al cambio y novedades, que suelen ser el centro de atención de las empresas de marketing con el objetivo de atraerlos y anticiparse a las futuras tendencias de consumo.
Pero nuestras compras, sueños y vidas, tienen un impacto en el planeta y pareciera que las condiciones solo empeoran con los años. Es momento de reflexionar sobre nuestra economía y consumo.
Las implicaciones del modelo actual de consumo
Nuestros hábitos de consumo están impulsando el cambio climático. Ya desde el 2015, estudios revelan que la producción y el uso de materiales tan cotidianos como los domésticos, son responsables del 60% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, solamente en el norte global. No es de extrañar que los países ricos sean los que más impacto tienen per cápita.
Las Naciones Unidas en su informe de emisiones reveló que el 1% más rico de la población mundial emite más del doble que el 50% más pobre, con emisiones anuales por persona, cinco veces superiores a las de una persona del sur global.
Así, el problema del consumo es estructural, ya que es mediado por los modelos económicos predominantes, que ponen sobre la mesa, ofertas y demandas para estilos de vida consumistas. De esta manera, las relaciones de poder adquisitivo, permiten una baja percepción de riesgo climático en las personas con mayor riqueza que las personas en riesgo social, llevando a cambios mínimos en su “consumo responsable” o como comúnmente se le conoce “GreenWashing”.
Pero aunque las marcas se están adaptando para satisfacer las demandas de sus consumidores, no siempre es de la manera que se esperaba. El marketing orientado a la sostenibilidad es cada vez más frecuente, ya que las empresas intentan atraer a las nuevas juventudes. Entre argumentos sostenibles como: bajo nivel de residuos, ingredientes orgánicos o tejidos reciclados, el marketing se ha infiltrado para mantener el mismo modelo económico lineal, pero con nuevos compradores.
Miradas hacia el futuro
Las nuevas generaciones están dispuestas a actuar por el ambiente, pero hay limitaciones en el abandonar ciertos comportamientos de consumo. Su principal obstáculo para adoptar un consumo más responsable, es el factor económico.
Según el informe del Centro de Investigación para el Estudio y la Observación de las Condiciones de Vida o CREDOC, las personas de 18 a 24 años siguen siendo grandes consumidores, como las generaciones anteriores y se sienten atraídas por los productos innovadores y las compras inteligentes, especialmente las rebajas. Aún así, las nuevas generaciones adoptan un buen grado de alternativas sostenibles en la compra de productos (compra de segunda mano, alquiler, préstamo, reventa, trueque). Este es un primer paso hacia la reducción de la huella ecológica y el consumo responsable.
En cuanto a la alimentación, el principal reto para las y los jóvenes es conciliar un presupuesto reducido con la ecología. Ante el mismo producto, el 56% de los jóvenes elige la marca más barata, en lugar de una marca con producción sostenible.
Sin embargo, muchos de ellos ya han adoptado una dieta más amigable con el ambiente, reduciendo su consumo de carne y comprando frutas y verduras de temporada, pero son menos los que aplican estas acciones que el resto de la población.
Desde OneSea, creemos en un cambio de paradigma para nuestras formas de consumo, pero tiene que ir de la mano con la política pública, en donde educación, cámaras de comercio y estado articulen campañas divulgativas basadas en la ciencia. Las preocupaciones existen, pero no llegan a la vida cotidiana de las personas, hasta que es muy tarde.
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