Un 35% del total de la pesca ni siquiera llega al plato.
Los recursos marinos son vitales para la sostenibilidad, equilibrio y sobrevivencia del planeta. Por esta razón, expertos, científicos y organizaciones a nivel mundial han centrado su atención en su protección y conservación. Sin embargo, las malas prácticas y el aumento de la población humana, está agotando el recurso a un ritmo acelerado e insostenible.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), desde la década de los 60’s, el consumo de pescado per cápita se duplicó. Mientras una persona llegaba a consumir unos 9 kilos al año en promedio, para el 2016 la cifra aumentó a 20,5 kilos anuales. Esto es un claro indicador de la importancia de la pesca sostenible para alcanzar objetivos como el los establecidos por la ONU en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y así alcanzar un mundo sin hambre y sin mal nutrición.
Sobrepesca Reduce Drásticamente Bancos de Peces
Según el más reciente informe presentado en Julio, 2018, por la FAO, sobre “El Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura”, que publican cada dos años, la producción mundial de pescado durante 2016 fue de 171 millones de toneladas: 79 millones procedentes de pesca salvaje marina, 80 millones de piscicultura y 11 millones de agua dulce. De este total, el 88 % se destinó a la alimentación humana y el 12 % restante se utilizó para producción de harinas y aceites de pescado no destinados a la mesa.
El informe puntualiza que se ha triplicado la cantidad de especies comerciales sobreexplotadas en los últimos 40 años. Los expertos indican que generalmente las especies de pescados principalmente comercializados requieren de dos a tres veces el ciclo de su vida para poder reproducirse. Sin embargo estiman que el 33,1% de las especies que supervisan se pescan a niveles biológicamente insostenibles. Es decir, a un ritmo y en cantidades que no le permite a las poblaciones de peces recuperarse.
Con el Plato Vacío
Lo más preocupante de este panorama es que además de la insostenible sobrepesca, existe un enorme desperdicio de la pesca final. Según advierten los expertos, las cadenas de distribución del producto pesquero no son las mejores, en especial en las economías menos desarrolladas. Las malas prácticas y la poca regulación, provocan que se llegue a desperdiciar hasta un 35% de las capturas de pescado.
Irónicamente, acuerdo con el estudio de la FAO, uno de cada tres peces capturados para el consumo humano ni siquiera llega al plato. Los investigadores indican que al menos un cuarto de las pérdidas de producto se da por descartes o capturas indeseadas. Ya sea porque son venenosos, muy pequeños y no cumplen con los estándares de calidad o de mal sabor. Sin embargo, la mayoría son devueltos sin vida por la borda.
El resto se pierde por falta de infraestructura y se pudren antes de ser consumidos. Al menos un 27% de todo el pescado se pierde en el trayecto ya sea por falta de inocuidad, suciedad, los malos sistemas de refrigeración o la falta de instalaciones adecuadas.
Esta preocupante situación nos tiene que llevar a reflexionar sobre la importancia de apoyar estrategias como la pesca artesanal y sostenible, además de mejorar nuestra propias prácticas tanto de consumo, como de manejo de residuos, para colaborar un poco en reducir nuestra propia huella ambiental. También, tenemos que dar riguroso seguimiento a las políticas y acciones que lleve el Estado costarricense através de sus diversas instituciones y entes pertinentes sobre este tema. Como por ejemplo, la Red Costarricense para la Disminución de Pérdidas y Desperdicio de Alimentos, creada en el 2014.
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