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La industria del petróleo pone en riesgo la sostenibilidad de los mares

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OneBlog, Fundación OneSea, Costa Rica

El uso de petróleo se ha consolidado como un elemento fundamental para la globalización del comercio en la modernidad. 

Desde industrias del ocio, hasta la tecnología, dependen de las logísticas globales movilizadas tanto por avión, como en barco. Vehículos que necesitan de los hidrocarburos para trasladar equipo, personas comida y saberes.

Para nuestra organización es preocupante que décadas de este tipo de movilidad le han pasado factura a nuestro planeta. Dicha actividad que es impulsada por el petróleo, compuesto que al ser quemado, destruye ecosistemas, genera gases de efecto invernadero y a su vez altera ecosistemas y los ciclos biogeoquímicos del planeta, empeorando las condiciones de la crisis climática.

Una realidad negra para el océano

Según Fair Planet, cada año llegan al océano unos 2.600 millones de litros de petrolíferos, de los cuales más del 50 % proceden de la eliminación de residuos y el drenaje de tierras, incluido la disposición inadecuada de aceite de motor, que llega fácilmente a los océanos a través de las aguas pluviales.

Actividades como la producción de petróleo en alta mar, las perforaciones, además de las fugas y vertidos de petroleros y buques, contribuyen aproximadamente al 8 % de la cantidad total de residuos de petróleo que llega a la superficie de los océanos.

Los derrames de petróleo, dependiendo de su composición y densidad relativa, suelen extenderse por la superficie del agua cuando entran en el océano. En la mayoría de los casos, la mancha de petróleo que se forma permanece ligada, pero en algunos casos se rompe debido a las olas, la fuerza del viento y las corrientes, especialmente en los mares agitados, que hacen que la mancha se extienda lentamente a las grandes áreas, llevando el impacto al Alta Mar, los arrecifes de coral y las regiones costeras.

El petróleo y las afectaciones marinas

El petróleo en el océano tiene un enorme potencial para causar daños a la fauna silvestre marina, los reptiles y los anfibios. La fauna será cada vez más vulnerable a los efectos tóxicos de los vertidos de petróleo, incluido el deterioro de su cuerpo y del aislamiento térmico, además de importantes daños en los comportamientos y sistemas reproductivos. 

Aparte de eso, según Ama Lorenz de Fair Planet, podría haber importantes efectos ecológicos a largo plazo, entre ellos el daño al sustrato orgánico marino, que contribuirá en gran medida a interrumpir la cadena alimentaria, lo que puede provocar el cambio o la desaparición de algunas poblaciones de especies.

En nuestro país, muchos de nuestros paisajes costeros podrían ser afectados. El atractivo de las regiones costeras, dependientes en su mayoría por el desarrollo turístico y actividades recreativas en el mar, se verán amenazadas, con un impacto directo en la economía y la seguridad alimentaria de estas comunidades. 

En relación a esto, Costa Rica ha dado un gran paso desde la fracción oficialista, al proponer ante el congreso un nuevo proyecto de Ley que pretende prohibir la exploración y explotación de petróleo y gas en el país. Es un hito político relevante para el discurso conservacionista del Estado, ante las acciones que ha tomado en materia ambiental, que han puesto en duda el liderazgo como país sostenible. 

Desde OneSea posicionamos a la exploración petrolera como una actividad que promueve la invasión y contaminación de estas zonas marinas, lo que degradando ecosistemas y  las diversas actividades humanas a lo largo de la costa, con efectos devastadores a largo plazo tanto en la sociedad como en la economía local.

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