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Cost Rica es el quinto exportador de aletas de tiburón a nivel global

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OneBlog, Fundación OneSea, Costa Rica

Como uno de los principales depredadores del océano, los tiburones desempeñan un papel necesario para la ecología de nuestros mares. Estas especies ayudan a garantizar el equilibrio en los corales, controlan las especies de peces y son piezas fundamentales para combatir el cambio climático.

Con el aumento de la demanda y las tasas de explotación de algunas especies y productos de tiburón, no ha dejado de crecer la preocupación por el estado de muchas poblaciones y su explotación en las pesquerías mundiales.

Las pesca de tiburones: una cruda realidad

En comparación con otros peces marinos, los tiburones se caracterizan por un crecimiento relativamente lento, una madurez sexual tardía y una reproducción limitada en el número de crías. Estos factores biológicos hacen que muchas especies de tiburones sean vulnerables a la sobrepesca.

Así, existen actualmente dos tipos de pesquerías que afectan a los tiburones: la pesca dirigida y las no dirigidas. El primer tipo busca específicamente rastrear poblaciones de tiburones para su pesca, mientras que el segundo es el resultado de artes de pesca extractivas, que terminan afectado tanto a tiburones, como otros animales marinos, que al final son descartados de la producción.

Según datos del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR), globalmente la pesquería del tiburón genera una suma aproximada de 630 millones de dólares al año. Sin embargo, muchas de las pesquerías de tiburones en el mundo ya han colapsado o su captura ha venido disminuyendo considerablemente en las últimas décadas debido a la sobrepesca.

Por estas razones, los tiburones plantean muchos retos para la conservación y gestión de las pesquerías.

Para impulsar la conservación, los tiburones se incluyeron por primera vez en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) en 2003. Las especies incluidas en el Apéndice II no están necesariamente amenazadas de extinción, pero su comercio se controla para evitar una utilización incompatible con su supervivencia.

En el caso costarricense, los tiburones han tenido una historia larga de tensiones en cuanto a su conservación. Según Álvaro Morales, catedrático de la escuela de biología de la Universidad de Costa Rica, en Costa Rica para el 2021, se tienen reportadas 97 especies de tiburones y rayas (44 tiburones y 53 rayas) y un 56 % están actualmente amenazadas.

Muchas de las especies que actualmente están en categorías de peligro de extinción y peligro crítico de extinción (todas las especies de tiburón martillo, tiburón sedoso, tiburones zorros) son también las especies más explotadas en Costa Rica, pese a su estado de conservación, al estar incluidas en convenciones internacionales, como la CITES, convención que Costa Rica firmó.

 

Costa Rica a paso lento en la defensa del tiburón

El pasado 3 de diciembre, el diputado Ariel Robles Barrantes de la fracción del Frente Amplio, denunció que INCOPESCA se encontraría formulando la incorporación de los tiburones y el pez vela en la Canasta Básica. De ser así, el Estado costarricense estaría sumando una nueva decepción para el sector ambientalista, tras su participación en la CITES 2022, que dejó mucho que desear en acuerdos multilaterales para la conservación efectiva de estas especies.

Costa Rica no oficializó su apoyo a la anunciada y aprobada propuesta 37, impulsada por Panamá. Dicha propuesta busca la inclusión de los tiburones de la familia “Carcharinidae” en el Apéndice II de la CITES. A pesar de vender una imagen país ligada a la conservación, el Estado decide no seguir esta promesa y le da la espalda al liderazgo ambiental en temas de biodiversidad marina y la relevancia del tiburón.

Para OneSea, es preocupante que el Estado costarricense no oficialice una posición a favor de la protección y conservación de los tiburones, en especial cuando Costa Rica se posiciona como el quinto exportador de aletas de tiburón a nivel global, con impactos ambientales y económicos irreparables. Por estas razones hacemos un llamado a la sociedad civil, a no bajar la guardia y seguir muy de cerca este tema.

Tenemos que exigir al Estado costarricense, políticas sostenibles para la protección, investigación y educación sobre estas especies, que son fundamentales para la crisis socioambiental que enfrentamos en nuestro planeta.

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