Desafíos para la protección de los océanos
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OneBlog, Fundación OneSea, Costa Rica
Personas de todo el mundo dependen de los océanos para alimentarse, obtener ingresos y vivir sus tradiciones, pero el cambio climático, la sobrepesca y la destrucción de los hábitats están acabando con los ecosistemas oceánicos.
Con los años los Estados Nacionales han creado y prometido Áreas Marinas Protegidas y zonas de restricción para actividades como la mencionada pesca, el transporte y la acuicultura, pero la ciencia ha demostrado que no todas las áreas son creadas de igual forma y que para ver los resultados de las acciones conservacionistas, es fundamental regular las actividades perjudiciales.
Una zona protegida puede aumentar su biomasa en más de un 400%
Las cumbres y congresos internacionales han servido para promover cambios en las acciones de los gobiernos de todo el mundo. Muchos han respondido a la crisis de los océanos comprometiéndose a proteger franjas de océano dentro de sus territorios, pero desgraciadamente, aunque todos estos compromisos se apliquen plenamente, sólo el 4% de los océanos del mundo tendrán la declaratoria de Áreas Marinas Protegidas.
Los beneficios del establecimiento de AMPs están bien documentados. Según un estudio de la revista Marine Ecology Progress, las zonas totalmente protegidas pueden aumentar la biomasa total de la vida marina en más de un 400%, además de incrementar su capacidad de resistencia y resiliencia a los cambios ambientales.
Así la conservación de la ecología y los aumentos en el número y el tamaño de especies y crías dentro de las zonas totalmente protegidas, son necesarios tanto para la economía, la seguridad alimentaria global y la adaptación al cambio climático.
Un ejemplo del trabajo participativo en AMPs, han sido los esfuerzos en áreas totalmente protegidas en Filipinas. Con un enfoque de gestión pesquera, se da a los pescadores y comunidades acceso seguro a puntos de pesca regulados. Esto permite un equilibrio en la ecología y ha dado resultados favorables para la economía local y el desarrollo sostenible de las pesquerías.
Aunque restringir el acceso a algunas zonas en el mar puede desplazar el esfuerzo pesquero a otros lugares, tanto la experiencia como la teoría demuestran que las recuperaciones dentro de las zonas fuertemente protegidas pueden compensar con los años las pérdidas, brindando una repartición democrática de los bienes comunes marinos.
La ruta para el cambio
Para añadir urgencia a este esfuerzo, las negociaciones en las Naciones Unidas continúan en torno a un objetivo propuesto: la protección de al menos el 30% de las áreas terrestres y marinas de la Tierra para 2030. Más de 90 países, entre ellos Costa Rica, han respaldado este objetivo.
Es evidente que se trata de un gran avance, pero aún queda mucho trabajo por hacer. Los países no han cumplido sus compromisos internacionales de conservación y una protección marina significativa implica algo más que la declaración de compromisos de alto nivel.
Desde OneSea nos sumamos a la acción para la protección y gobernanza democrática de nuestros océanos. Por esto es necesario posicionar la participación de todos los sectores en la construcción de propuestas y así construir y cumplir con las líneas de trabajo, que protejan los bienes comunes, pero que también tengan efectos que beneficien a las comunidades y los Estados.
Proteger y fortalecer a las comunidades marinas dentro de áreas fuertemente protegidas, es probablemente una de las mejores apuestas para mejorar la resiliencia de los ecosistemas oceánicos y nuestro futuro.
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