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Los océanos cubren el 71% de la superficie de la Tierra, nos suministran la mayor parte del oxígeno que respiramos, es el principal regulador del clima de la tierra y además es una fuente de trabajo, energía, recursos minerales e hidrocarburos y habitad de miles de especies.

Sin embargo muchos de nosotros aún no hemos tomado conciencia de la importancia de los océanos y hemos provocado grandes amenazas que están poniendo en riesgo nuestra propia existencia.

Calentamiento global

Especialmente en la superficie, pero también sufre grandes problemas en la profundidad. Esto podría hacer migrar a ciertas especies, perturbar los intercambios de oxígeno en el agua, y dañar gravemente la salud de los arrecifes coralinos, por mencionar solo algunos efectos.

Acidificación

El pH de la superficie del océano ya ha caído 0,1 unidades, lo que representa un aumento del 30% en la acidez. A finales de este siglo, si las emisiones actuales continúan, el pH podría caer otras 0,3 unidades, lo cual significaría un aumento de acidez de casi el 100%.

La acidificación hace que se corra el riesgo de hacer más difícil la fabricación de esqueletos y de conchas de muchas plantas y animales.

“Es posible que si se continúa con la actual tendencia de emisiones de dióxido de carbono, los corales se extingan y esto conlleve a la extinción de otras especies marinas”  

Dr. Ken Caldeira (OCEANA)

La sobrepesca

Determinada por la creciente demanda y a partir de los progresos tecnológicos del sector, la pesca se ha transformado en una colosal industria mundial que está en grado de modificar radicalmente el equilibrio natural de los ecosistemas marinos, privándolos de la capacidad de renovar los recursos propios.

Las causas son múltiples: aumento de la población mundial; economías que no toman en consideración los costes ambientales y sociales el acceso a este alimento; incremento del poder de adquisición en los países emergentes; un mayor atractivo, pero desinformado, nutricional del pescado.

La industria ballenera

Por años se ha cazado una población tras otra, de este cetáceo, persiguiendo nuevas especies a medida que otras se van agotando.

La caza comercial de ballenas comenzó en el siglo XVII, con la obtención de aceites y otros productos. En el siglo XX el uso de la tecnología y el aumento de la demanda superaron el límite sostenible por las ballenas, poniendo en riesgo sus poblaciones. En la actualidad muchos de estos productos se obtienen por otros medios, por tanto la caza de ballenas debería ser una práctica vedada, ya que es obsoleta.

De la mayoría de las diferentes especies de ballenas que existen, sus poblaciones se encuentran reducidas, algunas al borde de la extinción, otras en lenta recuperación y de algunas no logran descifrar si se recuperan o decrece su número.

Vertido de residuos

Los residuos generados por actividades realizadas en tierra son vertidos en el mar a través de los ríos y sistemas de conducción. Los residuos industriales llevan hasta el entorno marino sustancias nocivas que amenazan la reproducción de peces y crustáceos.

De la misma forma, las aguas residuales de pueblos y ciudades pueden producir un exceso de nutrientes que rompe el equilibrio del ecosistema natural y conduce a la pérdida de oxígeno en el mar y, consiguientemente, a la muerte de grandes cantidades de peces.

La contaminación

Son más de 6 millones de toneladas de basura, en su mayoría plástico, que cada año termina en los océanos. Estos plásticos matan a más de un millón de aves marinas y 100.000 mamíferos y tortugas marinas cada año. Las aguas vertidas a los océanos llevan fertilizantes químicos y pesticidas producto de la agricultura intensiva, aceite de motores y mucha basura.

Fuentes: OCEANA, Renovables Verdes, Greenpeace, Conservación Internacional.

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